lunes, 23 de agosto de 2010

FANATISMO Y RELIGIÓN, Sexualidad y placer. Tercer Conversatorio 2010, 21 de Julio

Fanatismo y religión: sexualidad y religión



Eliana Cano

Católicas por el Derecho a Decidir – Perú


I.- Sobre Católicas por el Derecho a Decidir

Reconocernos y nombrarnos católicas y por el derecho a decidir retumba en los imaginarios en tanto suena como mezclar el agua y el aceite, hablar o silenciarse, confrontar o evitar, elegir entre la razón y la fe, como si no fuese posible ser y hacer ambas cosas a la vez. En palabras de María Londoño: “Adherirnos a determinada religión, así como asumir principios éticos o morales es un derecho humano. Hacerlo sin que medie la reflexión, el análisis, la confrontación, el conocimiento y respeto de otras orientaciones al interior, es hacerse manipulable ideológicamente, manipulación que deviene en violencia”.

Católicas por el Derecho a Decidir – Perú es un grupo autónomo de personas católicas comprometidas con la búsqueda de la justicia social y la defensa de los derechos humanos, especialmente los derechos sexuales y derechos reproductivos de las personas.

Creemos en el reconocimiento a la dignidad de las personas y reafirmamos la el derecho que tienen todas las personas a tomar decisiones basadas en el ejercicio de su libertad de conciencia.

II.- Prohibiciones en sexualidad: eso no se toca, eso no se dice, eso no se hace

Empezaría nombrando las atribuciones que hace la jerarquía de la iglesia católica respecto a la sexualidad. Por ello, como católicas cuestionamos construcciones y lenguajes impuestos a lo largo del tiempo como: “castidad, virginidad, pureza, lujuria, promiscuidad, pecado, castigo, culpa, miedo, morir en relaciones violentas, subordinación y obediencia sin límites, goce desordenado del placer, fecundidad como fin supremo del matrimonio, entre otros”, mandatos que aunque parezca que sí, no representan todas las voces al interior de la iglesia católica.

Desde libertades ganadas y no obsequiadas creemos que es posible -sin renunciar a nuestra fe-, ser parte de procesos de liberación, afirmación, resistencia e identificación, procesos que suceden en la vida de cada persona y se potencian en lo colectivo, permitiéndonos la recuperación positiva de la diferencia en nuestras identidades.

III.- Perspectiva de CDD respecto a sexualidad y religión

Cómo debe vivirse la sexualidad

Pensamos que el verbo “debe” antepone la idea de mandato. Si bien, la sexualidad tiene una construcción socio cultural que la hace, tan diversa como compleja e infinita, cada persona –como sujeto de derechos- oscila también entre la esfera de lo privado y público, por lo tanto, tendría que ser capaz de decidir cómo vivirla.

Ubicamos el cruce entre sexualidad y religión como eje de nuestro trabajo, y visibilizamos el derecho de las personas a decidir. Permanentemente revisamos, cuestionamos y encaramos prejuicios y estereotipos milenarios, arraigados tanto en la cultura como en un sector dominante al interior de la iglesia católica.

Uno de los problemas centrales en el marco de la Iglesia Católica, se ubica principalmente en torno al poder, o a la falta de poder de las mujeres, más que en relación al propio análisis de la sexualidad, tal como afirma la teóloga brasileña Luisa Etsuko Tomita: “"El secuestro del poder de las mujeres está basado sobre el control del cuerpo y de la sexualidad, ya que existe una transposición entre ese control y el dominio de padres y patriarcas. Entonces, la opresión de las mujeres, y el mismo patriarcado, está fundada sobre el control del cuerpo".

Entonces, no existe intención neutra ni agenda inocente, y sabemos bien que lo que se aprende en la doctrina católica en relación a la sexualidad, tiene un peso muy grande en la vida de las personas, pero sobre todo, en las mujeres, ésta es presentada como un pecado y la sexualidad es inhibida.

Por ello, nuestra propuesta consiste también en trabajar otras posibilidades teológicas, que no culpen a las mujeres y abran la posibilidad de ser católica y continuar teniendo fe, pero también tener una práctica liberadora de la sexualidad, más autónoma, que reconozca el derecho a decidir. Es decir, que las mujeres puedan decidir sobre su vida sexual, su cuerpo, y también tener un espacio de más dignidad dentro de la iglesia". Con esos antecedentes, para las católicas es imprescindible definir los derechos sexuales y reproductivos, concebidos como un marco de referencia para poder vivirlos, donde la felicidad, el disfrute, el placer son parte del hoy.

IV Desafíos

En palabras de Ivone Gebara “vivimos ahora un momento crítico de dogmatismo y autoritarismo en las instituciones religiosas. Y es un autoritarismo que no se siente como tal, es más bien como una vuelta al pasado, ya que el pasado propiciaba a las iglesias una seguridad mayor que los retos del presente”

1. Es necesario trabajar en una reformulación teológica y ética como un desarrollo de planteamientos políticos, dirigidos al marco institucional de la Iglesia Católica pero también a la sociedad en general y sus instancias de poder.

2. Validar y visibilizar otras voces al interior de la IC, que conforman su heterogeneidad.

3. No permitir que la jerarquía siga asumiendo un rol político en la vida del país y si esa es su agenda, que la reconozca y no oscile en la ambigüedad tras el velo de justica y pobreza.

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