lunes, 13 de septiembre de 2010

David Limo, ponencia en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)

1er Ciclo Multidisciplinario de Conferencias sobre Sexualidad.
Facultad de Letras y Ciencias Humanas y la Asociación Encuentro Psicológico
Pontifica Universidad Católica del Perú

Espiritualidad y Derechos: protegiendo el “ser diferente”

Rev. David Limo, ss.aa.
Sacerdote Anglicano.
Consejero Global para América Latina y el Caribe
de la Iniciativa de Religiones Unidas (URI).



El tema al cual he sido invitado pasa por mi mente como una especie de resumen en mi vida, y no ha sido un ejercicio tan fácil, el recuerdo de convivir con la pesada carga de racismo, intolerancia sexual, discriminación económica y homofobia sobre personas y grupos afectados por el VIH y Sida, me ha llevado al desamparo, la impotencia y la desolación, mas de una vez.

Caminar en el sendero ecuménico e interreligioso, y descubrir que nuestras declaraciones teológicas no son suficientes frente al VIH y Sida, la pobreza, la diversidad sexual, al igual al histórico despojo cultural cimentado en nuestros pueblos indígenas, me indicaba que era necesario replantear mi propia espiritualidad.

Luz y oscuridad me advierte que en la vida hay más preguntas que respuestas, hay más oportunidades que mediocridades.

¿Porque en medio de este caminar puedo hablar de espiritualidad y derechos humanos?

Permítanme indicarles las siguientes razones:

(1) Porque vivimos un pluralismo religioso que nos enriquece.

El mundo se ha mundializado, y hoy ya todos existimos unos junto a todos los otros, por el bombardeo permanente de los medios de comunicación social, aun antes de que viajemos y vayamos físicamente al encuentro de los otros.

En esta vecindad universal obligada a que nos somete la mundialización ante los pueblos, culturas y religiones del planeta, el “sentido de la vida” deja de ser para nosotros (para cada pueblo, para cada sociedad) “el sentido”, pasando a ser “un sentido”, un sentido más entre otros, el sentido concreto en que nosotros hemos nacido, el sentido que a nosotros nos ha sido dado (o que nos hemos construido). Por lo tanto, ya no podemos desconocer que hay otros sentidos, y un incontenible instinto de realismo nos dice que ninguno de ellos puede pretender ser “el” sentido, “el único” sentido.

Pluralidad de religiones siempre ha habido en la humanidad. Lo que no ha habido es pluralismo, aquel que empieza cuando las religiones toman contacto (en vez de ignorarse) y establecen alguna forma de reconocimiento mutuo y, eventualmente, de colaboración. Es una realidad inevitable en un mundo crecientemente unificado como el actual. El diálogo, la mutua influencia entre las religiones, ha comenzado ya de hecho y está en curso en la arena de la vida religiosa de la humanidad, aun antes de los diálogos oficiales de las cúpulas de las distintas religiones.

(2) Porque vivimos una nueva espiritualidad envolvente y unificadora.

La espiritualidad va a dejar de ser un campo separado de la vida y sometido a la religión para convertirse en una dimensión profunda de la vida en plenitud. Es una espiritualidad mayormente desligada de las religiones, laica, simple y profundamente humana. Quizá estamos yendo hacia un “postcristianismo”, o tal vez un “precris-tianismo”, es decir, un fenómeno espiritual como el movimiento de Jesús “antes del cristianismo”.

Somos testigos de un “antes del ser religioso” y me refiero el “ser espiritual”. Tal espiritualidad que no va a ser hallada en los libros (Sagradas Escrituras) sino en la misma persona humana. Su dignidad será motivo de ver la espiritualidad como la forma envolvente y unificadora de entender toda la vida: Dios o como quieran llamarle, el hombre, la muerte, el universo, la historia, el amor. Es así que la espiritualidad no es mera tolerancia. Ni siquiera es aceptación. Es el sentimiento de unicidad universal.

Cuenta la siguiente anécdota que un rabino pregunto a su discípulo: ¿Cuando empieza el día? Respondió el discípulo: “Cuando soy capaz de distinguir entre el terebinto y la palmera”. “Eso no es suficiente” replico el rabino. A lo que repuso el discípulo: “¿Tal vez cuando consigo distinguir entre un perro pastor y una oveja negra…?” Y concluyo el rabino: “Tampoco eso es suficiente. Solo será de día cuando consigas reconocer a tu hermano en el rostro de cualquier otro hombre”.

En Grecia, Sócrates ilumina la realidad a partir del conocimiento de sí mismo. En cambio, Emmanuel Levinás, filosofo lituano judío, cuestiona la máxima socrática del “conócete a ti mismo” y se propone abordar al otro hombre a partir precisamente de la proximidad, del movimiento de si mismo hacia el otro.

Ante la desigualdad y exclusión que agranda la brecha de separación entre los seres humanos por el tener, el saber y el poder, hay un surgir de la envolvente espiritualidad basado en la “regla de oro”, presente en casi todas las religiones, como base común e impulso ético capaz de implantar unos mínimos de justicia y libertad que dignifiquen la vida humana y la misma continuidad del planeta tierra. “Tratar a los demás como quieres que los demás te traten a ti” es el núcleo de esta espiritualidad con profunda afinidad a la espiritualidad latinoamericana que se expresa en el imperativo categórico del amor como justicia liberadora.

En consecuencia, lo que llamamos “espiritualidad envolvente”, estará siempre muy pegada a la vida y a la tierra, ejerciendo adultamente su libertad y responsabilidad en el mundo, siendo crítica con todas los poderes fácticos que pretendan tutelarla y emancipándose de todas las instancias e instituciones —aún de las mismas religiones— que intenten recortar la dignidad de todo ser humano. O dicho de otro modo, no renunciando nunca a la aventura de vivir en plenitud con el otro.

Finalmente, una persona espiritual es una persona normal, es una persona sana. En la vida ordinaria, cuando una persona ama a otra, pasa la mayor parte de su tiempo con esa persona en particular. Consagra su precioso tiempo a esa persona, algunas veces se somete a los caprichos de la otra persona, aún cuando estos sean absurdos. Se entrega porque ambos han formado un lazo externo e interno basado en su amor. De modo que cuando una persona ama a otra, está dispuesta a sacrificar incluso su preciosa sabiduría. En la vida espiritual es completamente distinto. Para el ser espiritual el amor nunca nos ata. Muy al contrario, nos expande y nos libera.

(3) Porque vivimos en medio de sociedades segregadoras.

Es por demás innecesario explayarse en lo evidente (a mi entender): la derecha, el capital, los poderosos, llevan la hegemonía en este mundo actual. Se suele decir de muchas maneras: el neoliberalismo ha triunfado, estamos en una revolución de la derecha, se ha dado estos años una avalancha del capital contra el trabajo… La “globalización” financiera mundial, el dominio y el control que el capital ha logrado articular a nivel planetario, ha ocasionado la individualización del ser humano como trabajador, usuario y consumidor, y ha disuelto su pertenencia a las colectividades vitales: la familia, la tribu y la comunidad rural, que eran las seguridades sociales naturales del ser humano en la infancia, en la enfermedad, en la invalidez y en la vejez. Por esta razón, el Estado moderno se ve obligado a organizar un sistema estatal de seguridad social, cuyas prestaciones deben compensar las disoluciones de las colectividades vitales de antaño.

Por lo tanto, no podemos esperar de las sociedades en las cuales vivimos que se fomente la libertad e igualdad de todos los seres humanos, porque segrega a quienes son incapaces de trabajar y disfrutar bienes de consumo: los niños pequeños son enviados a los “jardines de infancia”, los enfermos a los hospitales, los impedidos y los ancianos a instituciones perfectamente aisladas.

Se puede sostener que el principio natural de asociación, según Aristóteles, consiste que “los iguales tienden a asociarse entre sí”. La igualdad de especie, de sexo, de posición social, de situación económica y de moral crea comunidad, porque garantiza homogeneidad. Pero también este principio causa el aislamiento social de los demás, de la segregación, del apartheid, de la xenofobia, homofobia y del antisemitismo.

(4) Porque nuestros movimientos sociales (incluyendo las religiosas) deben redimir los derechos humanos y ponerlos al servicio de la causa de los marginados y excluidos.

En un «mundo administrado» (Th. Adorno). La estructura y el funcionamiento del mercado constituyen la antítesis de los derechos humanos. La fuerza de la competencia es decisiva en la economía liberal. Los más aptos sobreviven y los demás perecen. Lo que se basa en la igualdad es contrario a la dinámica de esta economía. La desigualdad es incluso necesaria para la seguridad y para que el capital multinacional obtenga beneficios. Sin embargo, la piedra angular de los derechos humanos es el principio de igualdad.

La salida de esta contradicción consiste en convertir los derechos humanos en medios al servicio de los poderosos para proteger sus intereses en lugar de escudo de los marginados y excluidos. Y esto tiene que ver con el hecho que el origen de la formulación de los derechos humanos sea caracterizado por su ambigüedad.

Recordemos que la experiencia de la segunda guerra mundial condujo a la formulación contemporánea de los derechos humanos. La barbarie descubría la irracionalidad que engendra el pretexto de crear un orden de racionalidad perfecta. Así la inspiración de la que procedían los derechos humanos fue doble: por una parte, la proclamación de los derechos humanos de tradición liberal, centrada en reclamaciones de derechos civiles y políticos; y por otra, el correctivo introducido, por parte de las Naciones Unidas, de los derechos culturales y económicos. Nos encontramos, así, con un cierto hibridismo en la articulación de los derechos humanos, con dos tradiciones que no fueron plenamente integradas.

Por lo tanto, el desafío actual consiste en redimir los derechos humanos y ponerlos al servicio de la causa de los marginados y excluidos, comprendidos en los nuevos interlocutores en la arena de los derechos humanos, mal llamadas “minorías”, que abarcan los aspectos étnicos, sexuales, religiosos, lingüísticos y culturales, que han introducido nuevos aspectos a los derechos humanos.

La práctica de los derechos humanos exige que el sujeto de las víctimas se sitúe en el centro de todo. Esto exige un punto de partida diferente, diferentes presupuestos filosóficos y una orientación espiritual novedosa y envolvente. Ahí donde se vulnera, se viola, se desplaza, se priva de los derechos humanos, de ningún modo hace referencia a individuos abstractos, sino sujetos y victimas, situadas en una historia concreta con un rostro concreto.

Debemos devolver el discurso sobre los derechos humanos no tanto a la inteligencia de los entendidos en derecho, sino a las mismas victimas, que deben convertirse en sujetos activos del discurso y defensa sobre los derechos humanos. Que le da continuidad a esa tradición de resistencia social de luchas sociales que inspiran confianza social, que tanto falta en nuestros días.

Hoy necesitamos una vibrante sociedad civil como medio importante para proteger a los excluidos y marginados para asegurarles sus legítimos derechos democráticos ante todas las formas institucionales u organismos. La sociedad civil se encuentra entre el Estado y el individuo. La sociedad civil es el espacio en el que la gente interroga al Estado y protesta cuando este va en contra del bien público.

Por ser la sociedad civil un medio importante para reforzar los derechos humanos, pueden imaginarse que el Estado y el mercado quieren apoderarse de ella. Por lo tanto es vital, que la sociedad civil se una a los nuevos movimientos sociales pro derecho complementado con las luchas sostenidas de las víctimas. Porque los nuevos movimientos sociales son fuentes para la formulación de nuevos derechos humanos y la formación de defensores en derechos.

Pero todo lo anterior, debe realizarse en la ternura y la generosidad del acontecer cotidiano. Al final de los tiempos (esta es mi esperanza), todos vamos a compartir una paz perdurable, cualquiera que sea su forma. Juntos al final, estarán conmigo el poderoso y el débil. El homofóbico y el homosexual como la lesbiana, el explotador de trabajadoras sexuales y los(as) trabajadoras sexuales. El fraudulento empresario y el esclavo obrero, el violento y los desaparecidos, el moralista y el discriminado, víctimas y victimarios, los justos de siempre y los convertidos, con sus mosaicos multicolores de ternura, arrepentimiento, expiación, fracasos, con su humanidad restituida. Comprendiendo que al final ellos y ellas no solo estarán junto a mí, son yo mismo y yo, ellos y ellas.

lunes, 23 de agosto de 2010

FANATISMO Y RELIGIÓN, Sexualidad y placer. Tercer Conversatorio 2010, 21 de Julio

Fanatismo y religión: sexualidad y religión



Eliana Cano

Católicas por el Derecho a Decidir – Perú


I.- Sobre Católicas por el Derecho a Decidir

Reconocernos y nombrarnos católicas y por el derecho a decidir retumba en los imaginarios en tanto suena como mezclar el agua y el aceite, hablar o silenciarse, confrontar o evitar, elegir entre la razón y la fe, como si no fuese posible ser y hacer ambas cosas a la vez. En palabras de María Londoño: “Adherirnos a determinada religión, así como asumir principios éticos o morales es un derecho humano. Hacerlo sin que medie la reflexión, el análisis, la confrontación, el conocimiento y respeto de otras orientaciones al interior, es hacerse manipulable ideológicamente, manipulación que deviene en violencia”.

Católicas por el Derecho a Decidir – Perú es un grupo autónomo de personas católicas comprometidas con la búsqueda de la justicia social y la defensa de los derechos humanos, especialmente los derechos sexuales y derechos reproductivos de las personas.

Creemos en el reconocimiento a la dignidad de las personas y reafirmamos la el derecho que tienen todas las personas a tomar decisiones basadas en el ejercicio de su libertad de conciencia.

II.- Prohibiciones en sexualidad: eso no se toca, eso no se dice, eso no se hace

Empezaría nombrando las atribuciones que hace la jerarquía de la iglesia católica respecto a la sexualidad. Por ello, como católicas cuestionamos construcciones y lenguajes impuestos a lo largo del tiempo como: “castidad, virginidad, pureza, lujuria, promiscuidad, pecado, castigo, culpa, miedo, morir en relaciones violentas, subordinación y obediencia sin límites, goce desordenado del placer, fecundidad como fin supremo del matrimonio, entre otros”, mandatos que aunque parezca que sí, no representan todas las voces al interior de la iglesia católica.

Desde libertades ganadas y no obsequiadas creemos que es posible -sin renunciar a nuestra fe-, ser parte de procesos de liberación, afirmación, resistencia e identificación, procesos que suceden en la vida de cada persona y se potencian en lo colectivo, permitiéndonos la recuperación positiva de la diferencia en nuestras identidades.

III.- Perspectiva de CDD respecto a sexualidad y religión

Cómo debe vivirse la sexualidad

Pensamos que el verbo “debe” antepone la idea de mandato. Si bien, la sexualidad tiene una construcción socio cultural que la hace, tan diversa como compleja e infinita, cada persona –como sujeto de derechos- oscila también entre la esfera de lo privado y público, por lo tanto, tendría que ser capaz de decidir cómo vivirla.

Ubicamos el cruce entre sexualidad y religión como eje de nuestro trabajo, y visibilizamos el derecho de las personas a decidir. Permanentemente revisamos, cuestionamos y encaramos prejuicios y estereotipos milenarios, arraigados tanto en la cultura como en un sector dominante al interior de la iglesia católica.

Uno de los problemas centrales en el marco de la Iglesia Católica, se ubica principalmente en torno al poder, o a la falta de poder de las mujeres, más que en relación al propio análisis de la sexualidad, tal como afirma la teóloga brasileña Luisa Etsuko Tomita: “"El secuestro del poder de las mujeres está basado sobre el control del cuerpo y de la sexualidad, ya que existe una transposición entre ese control y el dominio de padres y patriarcas. Entonces, la opresión de las mujeres, y el mismo patriarcado, está fundada sobre el control del cuerpo".

Entonces, no existe intención neutra ni agenda inocente, y sabemos bien que lo que se aprende en la doctrina católica en relación a la sexualidad, tiene un peso muy grande en la vida de las personas, pero sobre todo, en las mujeres, ésta es presentada como un pecado y la sexualidad es inhibida.

Por ello, nuestra propuesta consiste también en trabajar otras posibilidades teológicas, que no culpen a las mujeres y abran la posibilidad de ser católica y continuar teniendo fe, pero también tener una práctica liberadora de la sexualidad, más autónoma, que reconozca el derecho a decidir. Es decir, que las mujeres puedan decidir sobre su vida sexual, su cuerpo, y también tener un espacio de más dignidad dentro de la iglesia". Con esos antecedentes, para las católicas es imprescindible definir los derechos sexuales y reproductivos, concebidos como un marco de referencia para poder vivirlos, donde la felicidad, el disfrute, el placer son parte del hoy.

IV Desafíos

En palabras de Ivone Gebara “vivimos ahora un momento crítico de dogmatismo y autoritarismo en las instituciones religiosas. Y es un autoritarismo que no se siente como tal, es más bien como una vuelta al pasado, ya que el pasado propiciaba a las iglesias una seguridad mayor que los retos del presente”

1. Es necesario trabajar en una reformulación teológica y ética como un desarrollo de planteamientos políticos, dirigidos al marco institucional de la Iglesia Católica pero también a la sociedad en general y sus instancias de poder.

2. Validar y visibilizar otras voces al interior de la IC, que conforman su heterogeneidad.

3. No permitir que la jerarquía siga asumiendo un rol político en la vida del país y si esa es su agenda, que la reconozca y no oscile en la ambigüedad tras el velo de justica y pobreza.

viernes, 11 de junio de 2010

FANATISMO Y RELIGIÓN, Violencia en nombre de la fe. Segundo conversatorio 2010, 27 de Mayo


El 27 de Mayo se realizó el II conversatorio 2010 del Círculo de Cooperación URI-Lima. El tema trabajado fue: FANATISMO Y RELIGIÓN, Violencia en nombre de la Fe", y se contó con dos expositores: Ariel Segal (profesor de historia y analista internacional) y el Dr. Donald Smith (Rector del Seminario evangélico de Lima). Michael Ayala realizó la función de moderador.

El Dr. Donald Smith comentó la posición bíblico-evangélica al tema de la violencia, realizó un recorrido a través de determinados textos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Entre sus propuestas principales, destacó que el mandato bíblico asume que aquel que atenta contra la vida pierde su dignidad como ser humano, razón por la cual puede ser objeto de enjuiciamiento y condena, como lo fue Caín. Por otro lado, Ariel Segal hizo una relación entre el fundamentalismo originado en EEUU y los diferentes movimientos religiosos que, en una obsesiva "preocupación" por la situación que vive su entorno, se vuelven contra el ser humano, y que las situaciones de violencia en nombre de la fe se presentan en todas las religiones o ideologías, sin excepción alguna.

Ambos expositores manifestaron su rechazo, ya desde la fe judía o desde la fe cristiana, a todas aquellas expresiones violentas en nombre de la fe. Esta coincidencia permitó un interesante debate y preguntas e inquietudes del público.

El conversatorio finalizó a las 9:30pm y contó con una asistencia de 50 personas. Se invitó a los participantes a asistir al tercer conversatorio, que llevará por título: "FANATISMO Y RELIGIÓN, Sexualidad y placer".

martes, 4 de mayo de 2010

FANATISMO Y RELIGIÓN: Libros prohibidos. Primer Conversatorio 2010 - 8 de Abril

Darwin, el evolucionismo y los orígenes del fundamentalismo protestante

Por Juan Fonseca

Uno de los fenómenos más interesantes en la historia religiosa contemporáneo ha sido el surgimiento y desarrollo del fundamentalismo evangélico. En esta ponencia analizaré brevemente la relación entre la aparición y difusión de las ideas evolucionistas con los orígenes del fundamentalismo en Estados Unidos.

La defensa del Libro sagrado: el surgimiento del fundamentalismo

A diferencia del catolicismo, la relación entre el protestantismo y la ciencia no fue tan tirante a lo largo de la historia de Occidente, al menos hasta el siglo XVIII. Incluso podríamos afirmar que el sentido crítico e individualista que le imprimió el protestantismo a la modernidad europea y norteamericana contribuyó al desarrollo de la mentalidad científica en esos espacios. ¿Qué ocurrió en el mundo protestante para que eso cambiara?

Todo empezó en el siglo XIX. En primer lugar, el avance de la modernidad permitió la elaboración de sus grandes discursos y utopías (Hegel), así como también la incursión de -utilizando la categoría de Paul Ricoeur- los sistemas filosóficos de la “sospecha”: el marxismo, el psicoanálisis y el existencialismo nietzcheano. En segundo lugar, el avance de la industrialización, creó las condiciones para el desarrollo del urbanismo y, por efectos de la capitalización del tiempo, propició la obstaculización de las actividades religiosas. De esa manera, se pusieron las bases de la secularización en el mundo anglosajón. A diferencia del mundo latino católico, donde la secularización fue generalmente fruto de cruentas luchas políticas por el control simbólico del Estado; en el mundo anglosajón protestante fue más bien el fruto previsible de complejos procesos de transformación cultural.

Frente a ello, las iglesias protestantes establecidas, respondieron de una manera comprensiva. Por un lado, la teología se hizo más liberal y abierto a la crítica científica y la piedad se hizo más social. Las llamadas “mainline churches” respondieron de esa manera ante la crítica racionalista, el avance científico y la descristianización de la cultura. Sin embargo, siguiendo la vieja tradición protestante de los revivals, luego de la Guerra Civil, la Norteamérica rural reaccionó. A diferencia de los antiguos revivals, que por lo general afectaron a la piedad individual y reanimaron la vida interna de las iglesias, los revivals decimonónicos tuvieron el efecto de reanimar la militancia del protestantismo conservador frente a lo que consideraban la descristianización del mundo que conocían. Así surgió el fundamentalismo protestante de procedencia norteamericana.

Es importante entender este contexto para explicar, al menos en parte, las características de la reacción protestante ante el evolucionismo. Asimismo, para comprender la importancia que tuvo la “batalla evolucionista” en el nacimiento del fundamentalismo protestante contemporáneo.

Por otro lado, es interesante comprender la naturaleza librocéntrica del protestantismo. Pero dicho rasgo no se presentó de la misma manera en Europa y Estados Unidos. En la tradición europea diversos factores culturales e históricos forjaron un protestantismo de librocentrismo abierto: no existió un fundamentalismo europero. En cambio, en Estados Unidos, en especial en el sur, hubo un librocentrismo cerrado. El Sola Scriptura luterano fue convertido en el Estados Unidos sureño en un monolibrismo y, mucho más aun, una bibliolatría . En los pequeños towns del oeste y el sur norteamericanos, todo se interpretaba a partir de la Biblia. No había otro libro que leer. El Libro desapareció a los libros, y se convirtió en un icono que pocos comprendían pero que todos recitaban. La bibliolatría devino en literalismo porque no existían elementos críticos para comprender un texto tan simple pero a la vez complejo como la Biblia. Así, el fundamentalismo nació y creció como producto de un proceso de una extremización del bibliocentrismo protestante.

La batalla alrededor de los textos de Darwin

En 1859, Charles Darwin publicó su famoso texto “El origen de las especies”. Para ser honestos con la historia, la reacción protestante ante ese hecho no fue unánime . En primer lugar, la reacción en Europa fue inmediata, mientras que la norteamericana fue posterior a la Guerra Civil. En segundo lugar, a diferencia de cierta opinión generalizada, no todos los protestantes se ofendieron ante los postulados del texto. Por el contrario, hubo un importante sector que se acomodó muy bien ante el evolucionismo.

Para los protestantes pre-fundamentalistas, la ciencia no era un peligro, porque se entendía que todo descubrimiento científico, si cumplía con los estándares de prolijidad y autenticidad de la ciencia, debía necesariamente confirmar la veracidad de la visión bíblica del mundo. Por ello, cuando apareció la propuesta de Darwin, se la consideró una teoría acientífica sin mucho sustento; una especulación que, cuando se enfrentara a la evidencia científica, se desmoronaría. Por ello, al menos hasta la década de 1870, los protestantes norteamericanos no le dieron mucha importancia a Darwin. Además, los clérigos y teólogos contemporizadores con la ciencia, se tranquilizaban con la idea de que, aunque el resto del mundo animado e inanimado sea producto de la evolución, el hombre seguía siendo una criatura con características singulares; es decir, él era la única criatura creada directamente por Dios. Es que Darwin había sido cuidadoso, hasta ese momento, con aplicar el modelo evolucionista al ser humano . Claro que en 1871, todo cambió.

En las décadas previas, las publicaciones científicas precursoras del evolucionismo darwiniano ya habían abonado el terreno para la formulación del evolucionismo. Cuando Charles Lyell publicó sus Principios de Geología (1830-1833), en los que establecía que la Tierra se había formado a través de un largo proceso de millones de años, la actitud de la mayoría de clérigos y teólogos protestantes fue el acomodamiento. Surgió entonces la interpretación de que la creación había que entenderla de manera alegórica aunque sin negar la realidad de la acción providencial. Es una opinión que hasta ahora predomina entre los evangélicos moderados: los seis días representan en realidad millones de años, pues pueden establecerse paralelos entre la progresión que ha establecido la ciencia en el desarrollo geológico y biológico, con la progresión de la creación.

Frente al creciente consenso científico hacia a favor del evolucionismo, los protestantes tenían dos alternativas: modificar la comprensión de la doctrina cristiana en deferencia con la ciencia o demostrar la incompatibilidad fundamental –ya no sobre el método de experimentación científica baconiano sino sobre la base exclusiva de la Teología- entre el darwinismo y las bases de la fe cristiana. Se utilizaron argumentos relacionados con la dignidad intrínseca del ser humano como imagen de Dios y la contradicción entre el esquema de evolución espiritual y la doctrina cristiana sobre el estado inicial de perfección del ser humano.

Por un lado, la actitud contemporizadora se notó en personajes como Henry Ward Beecher, famoso predicador congregacionalista, quien intentó establecer un punto de convergencia entre los planteamientos cristianos y científicos de esta manera: Dios es el único quien ha establecido el proceso de evolución, lo puso en marcha, lo guía y lo gobierna. A partir de ello, se crearon interesantes reflexiones sobre la presencia constante de Dios en la naturaleza, sosteniendo la vida y dando origen a nuevas formas. Por otra parte, también se configuró una forma de “evolucionismo espiritual”, al intentar mostrar que cuanto más evolucionado está el hombre, su desarrollo espiritual también es mayor. Según Beecher, el pecado era un conflicto entre la naturaleza más baja del ser humano y la más elevada .

Los protestantes moderados, adoptaron un modelo teísta, en el que la mano de Dios todavía tenía alguna acción. Ello se sostenía en el hecho de que, hasta ese momento, la comunidad científica no aceptaba plenamente todavía la hipótesis de la selección natural como mecanismo de evolución. Entonces, una de las respuestas de los evolucionistas cristianos fue el abandono de las nociones de providencia específica por la de providencia general: Dios actúa a través de las leyes naturales que él mismo ha creado, en lugar de hacerlo de manera específica o esporádica.

A pesar de estos esfuerzos de conciliación, un gran sector se opuso firmemente a la teoría evolucionista. No solamente los clérigos, sino también la gran masa de fieles mantuvo una actitud hostil hacia el evolucionismo. Para los cristianos más conservadores, el evolucionismo negaba la religión cristiana, la Biblia y a Cristo. Apenas un año después de la publicación del Origen de la especies, ocurrió el famoso debate en Oxford entre el científico Thomas Huxley y el obispo anglicano Samuel Wilberforce. Se cuenta que allí, en un momento cumbre del debate, el obispo le dijo a Huxley que si, a través de su padre y su madre, se declaraba descendiente de un mono. Huxley le respondió que no le avergonzaría en tener a un mono como antecesor, pero sí de estar relacionado con un hombre que utiliza sus grandes dotes para obscurecer la verdad .

Así, la crítica cristiana al evolucionismo empezó al interior de las grandes iglesias protestantes, preocupadas por los efectos que dicha propuesta tendría en la credibilidad de la Biblia. Y allí radica un punto central de nuestra reflexión. El protestantismo es una religión letrada; una religión sustentada en un libro. El hecho de sentir que el corpus básico sobre el cual se centraba la fe protestante, debió atizar el encono del ala más conservadora del protestantismo contra el evolucionismo.

Luego, cuando en 1871, Darwin publicó The Descent of man (El origen del hombre), los temores de los teólogos y clérigos se confirmaron. Darwin afirmaba que las capacidades más características del ser humano, incluyendo su espiritualidad, había sido producto de la evolución biológica. Incluso los protestantes moderados pensaron que el negar la naturaleza espiritual intrínseca del ser humano era un ataque a la centralidad de Dios. Para los biblistas y teólogos conservadores que rechazaron el evolucionismo, se atrincheron en una postura de irreductibilidad bíblica que, por primera vez en la historia del pensamiento protestante, rechazó parte del corpus del pensamiento científico. No pensemos que fue una crítica caótica y elemental. Los primeros fundamentalistas hicieron un notable esfuerzo teológico y diríamos hasta racional por sustentar lógicamente la imposibilidad de reconciliación entre el evolucionismo y el cristianismo. Benjamin Warfield, uno de los adalides del fundamentalismo originario, fue preciso en distinguir que la evolución no implicaba necesariamente la afirmación de un antinaturalismo esencial .

El problema es que esto, con el paso del tiempo y la popularización de las ideas, terminó reduciéndose a una desconfianza religiosa hacia todo lo científico y un desdén de lo científico hacia lo religioso. Asimismo, como lo postula George Marsden, la confluencia de dos grandes tradiciones teológicas en Norteamérica –el milenarismo y el escolasticismo protestante- influyeron decisivamente en la aspiración evangélica por crear un cristianismo racional y científico. Cuando el evolucionismo derribó esa posibilidad, los fundamentalistas siguieron afirmando la “inerrancia” bíblica incluso sobre temas científicos, lo que los puso totalmente en contra de la hegemonía que el discurso científico ya había logrado en la sociedad.

Pero, la batalla contra la evolución no fue la única que reanimó a las fuerzas conservadoras en la Norteamérica protestante. En las últimas décadas del siglo XIX, empezó a llegar y a establecerse en los seminarios y universidades norteamericanas un nuevo método exegético creado en los centros teológicos alemanes: la Alta Crítica. Esto fue considerado un nuevo atentado contra los fundamentos de la fe .

Así, el evolucionismo darwinista y la teología liberal a fines del siglo XIX fueron dos de los movimientos de ideas que provocaron, junto a otros factores sociales y culturales que no nos corresponde analizar, el surgimiento y desarrollo del fundamentalismo en los Estados Unidos, un fenómeno que luego llegó también a nuestros países latinoamericanos.

La lucha postrera entre creacionismo y evolucionismo

En Estados Unidos, en especial en el sur -bastión conservador hasta hoy-, la guerra contra el evolucionismo continuó hasta la década de 1920 . Incluso en la publicación de The Fundamentals (1910-1915), la gran declaración de principios del fundamentalismo, hubo varios artículos dedicados a combatir el pensamiento evolucionista. Luego, recordemos el famoso proceso contra John Scopes en 1925, en el que se puso en evidencia la enorme vitalidad del antievolucionismo en Estados Unidos. En esa década, más de 15 estados norteamericanos tenían leyes que prohibían la enseñanza de la evolución en la escuela.

Luego de las décadas de 1960 y 1970, la mayoría de esas leyes fueron declaradas inconstitucionales, aunque ello no significó el fin del debate. Incluso hasta hoy el rechazo hacia el evolucionismo sigue siendo muy fuerte. En una encuesta Gallup del 2004, el 45 % de los norteamericanos sigue creyendo en el creacionismo y solo un 13 % en un evolucionismo puro . Este dato, en la nación más poderosa del planeta, muestra que el fundamentalismo como fenómeno cultural y social tiene todavía una extraordinaria vitalidad, ante la cual es importante siempre estar atentos.



lunes, 2 de noviembre de 2009

Difamación en los Medios: la palabra que mata. Anat Kehati, comunidad judía




El libro del Exodo (4, 15) versa: “Tú le hablarás y pondrás las palabras en su boca y Yo estaré en tu boca y en la de él y os enseñaré a ambos lo que habréis de hacer”. Dios sabe que de la boca de Aaron y de Moisés dependerá el destino de Israel. Dios no cuida ni sus corazones, ni sus manos, ni sus pies … Dios cuida sus bocas, para que lo que hay que hacer y actuar con el resto del cuerpo sea viable.

Así también, Exodo (20, 7) versa: “No pronunciarás el nombre del Eterno, tu dios, en vano, porque no tolerará el Eterno que su nombre sea invocado falsamente” (tercer mandamiento). Exodo (20, 16) versa: “No darás testimonio falso contra tu prójimo” (noveno mandamiento). Además, el libro de Levítico (19, 16) versa: “no propalarás difamaciones entre tu pueblo”, mientras que Proverbios (18, 21) versa: “la muerte y la vida están en el poder de la lengua, y los que la emplean comerán sus frutos”, el mismo libro (21, 23) versa: “quien guarda su boca y su lengua, guarda su alma de penurias”. Me imagino que el sabio rey Salomón sabía lo que decía cuando lo dijo y cuando lo puso por escrito para la eternidad.

Nuestros sabios dijeron que hay tres transgresiones por las cuales el hombre es castigado en esta vida y no accede al mundo venidero: la idolatría, el incesto y el derramamiento de sangre inocente. Y la maledicencia abarca a todas, tiene el valor de todas ellas. Agregaron también: "quien habla y comenta con maledicencia es como si negara a Dios; como versa (en Salmos 12, 5): “a los que han dicho: “a nuestra lengua la haremos poderosa. Nuestros labios son con nosotros. ¿ Quién es señor sobre nosotros?”

Es pertinente mencionar, respecto a la importancia del uso de las palabras, que la oración “Al Jeth” que se dice varias veces a lo largo de Yom Kipur durante la “Amidá”, hace un total de 44 descripciones de pecados cometidos de los cuales 11 son relacionados al “dibur” – al habla. Es 25% del total. Me resulta interesante que 44 en letras es equivalente a מד que leído de derecha a izquierda significa “medida” “medición”. Leído de izquierda a derecha significa “sangre”.

En el estado de Israel hay leyes muy claras respecto a la difamación y la calumnia. Son leyes basadas conjuntamente en la Torah, en las enseñanzas de los sabios a lo largo de los siglos y en las modernas leyes internacionales y universales. Tomando como referencia esta breve relación de fuentes podemos afirmar que en el judaísmo al uso de la boca, la lengua y la palabra se le atribuye mucha importacia y se le dedica mucho pensamiento y estudio. Se toma en cuenta todos los aspectos posibles del uso de la palabra:



El hablar bien o mal sobre alguien, alguien vivo o ya muerto,
El hablar mal sobre alguien pero por obligación moral,
El hablar en privado o en publico o a través de los medios masivos de comunicación como lo son la prensa escrita, la television, la radio, el mundo del Internet, etc.
El hablar sobre alguien del que ya se habló y a quien ya se condenó,


Hablar siendo adulto o siendo menor, mujer o un varón,
Hablar siendo persona sana o persona enajenada.
Hablar siendo simple ciudadano o siendo figura pública con mayores responsabilidades cívicas y de liderazgo.
Hablar mal de alguien inventando o tergiversando y hablar mal de alguien pero cosas que son ciertas … o viceversa …


Y no olvidemos que también está el dejar de hablar, está la ausencia de la palabra ….. que puede ser por razones muy diversas y puede traer tanto mal como el hablar mismo.

En definitiva, las palabras tienen peso, y ellas hacen que las cosas sucedan en la realidad. Y cuando las palabras habrán de salir de nuestras bocas no podremos borrarlas ni volver atrás lo hecho tratando de restaurarlo. El sabio rey Salomón dijo (Eclesiastes 7, 1) “ el buen nombre es mejor que el ungüento más fino”, es decir es mejor que cualquier tipo de riqueza.
Pero …, no siempre podemos tener el control sobre el uso que se hace de nuestro nombre ya sea para mancillar o para ensalzar. Para demostrarlo no hace falta mas que abrir un periódico, darle vuelta al dial, zapear en la TV o cliquear en el teclado de nuestra computadora. Terminaré diciendo que es muy-muy difícil pensar antes de hablar por la sencilla razón que el contacto entre la cabeza y la boca es muy rápido. A pesar de ello, Dios nos ha dado señales para que sepamos que hay que cuidar esa boca.


Los sabios nos recuerdan que la boca es el único orificio del cuerpo que tiene dos tapaduras (por llamarlas de alguna forma): dientes y labios que encierran a este poderoso órgano.
Como mencioné antes, la Halajá judía dedica gran parte de sí para los temas de lo permitido y lo prohibido al hablar. Y es porque la fuerza de las palabras es mucho más poderosa que solo ser instrumento de conversación trivial, chismorreo café en mano, o cuchicheo social.


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Las 11 transgresones mencionadas arriba (que son parte de las 44):
Al Jeth (Amidá de Yom Kipur)
(son 11 relacionados a “dibur” y en total son 44 (מ"ד) – 20 + 12 + 12 )
por el pecado que hemos cometido ante Ti con la expresion de nuestros labios.
Por el pecado que hemos cometido ante Ti al hablar con rudeza;
Por el pecado que hemos cometido ante Ti al confesarnos sin sinceridad;
y por el pecado que hemos cometido ante Ti al profanar el Nombre de Elohim.
Por el pecado que hemos cometido ante Ti con palabras necias;
y por el pecado que hemos cometido ante Ti con impureza del habla.
y por el pecado que hemos cometido ante Ti mediante negativas y falsas promesas.
Por el pecado que hemos cometido ante Ti con maledicencias;
y por el pecado que hemos cometido ante Ti y al hablar en forma ocisosa.
y por el pecado que hemos cometido ante Ti al divulgar chismes.
Por el pecado que hemos cometido ante Ti al jurar en vano;
Por todos ellos. Oh Elohim clemente, discúlpanos, perdónanos, expía por nosotros.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Sexualidad y Placer. Mag. Irene Ponce


Cuando me puse a meditar sobre este gran tema, pensé inmediatamente en los cuerpos de hombres y mujeres donde la sexualidad y el placer se dan cita siempre. No puede haber cuerpos indiferentes frente al derecho de manifestar su ser sexual, pero si cuerpos reprimidos.
El libro de “Cantar de los Cantares” nos muestra una nueva forma de relacionarnos frente a las leyes que regulaban la vida del pueblo de Israel, que se preocupa por invadir la vida cotidiana y llegar hasta la intimidad del mismo. La mejor solución para estos defensores, fue controlar el “cuerpo pecaminoso de la mujer” imponiendo la ley divina. Nancy Cardoso Pereira lo dice de la siguiente manera: “…traspasa todas las esferas de la vida, invadiendo lo cotidiano y reglamentando en todos los detalles el cuerpo, la casa, la mesa, la cama”. (Ribla No. 23, pág. 127-152)
Uno de los puntos de debate en nuestra experiencia, ha sido que la sexualidad no es sólo genitalidad sino es el DISFRUTE de nuestra sexualidad con todos nuestros sentidos, porque ello se va a manifestar también en la relación con los demás. Particularmente pienso que sexualidad y placer son dos maneras de expresar que el cuerpo está vivo.
La armonía de nuestra vida no solo está en lo rico que cocino, en el olor de una flor, en la satisfacción de haber logrado un triunfo, sino también está en el placer de mi unión con el otro/a. Esto significa que sentir placer debe ser de iguales porque no hay mayor placer que llegar juntos al clímax en una relación. Quiero decir que los seres humanos tienen que estar dispuestos/as a romper con esquemas establecidos que reprimen el disfrute de su sexualidad o sea el disfrute de una vida plena que rompe con la armonía de los cuerpos.
Los cuerpos que me gustaría que ustedes conozcan y que creo que es pertinente para está conversación es el de la Sulamita y el amado. Aquí no vamos a entrar en el debate de quien es el amado porque ya hay tantos autores/as que han escrito al respecto unos dicen que el amado es Salomón otros dicen que no. Me gustaría más bien que podamos juntos y juntas apropiarnos del juego que antecede a la fiesta del amor, que estos dos amantes establecen en su relación. No significa que está reflexión no haga una análisis serio del texto del libro de Cantar de los Cantares. Lo que se pretende es evidenciar una relación que es contestaría frente a un sistema que oprimía el cuerpo. Los amantes en esta historia no tienen reparo de evidenciar su erotismo y lo demuestran a través de sus ojos, sus oídos, del gusto y del tocamiento. Nancy Cardoso lo expresa de la siguiente manera: La expresión del discurso amoroso (a veces poético) se da a partir de los sentidos donde la experiencia puede ser vista, gustada, oída, tocada…
Sexualidad y erotismo son términos que se conjugan en la lectura que hacen los autores y autoras latinoamericanas sumando al mismo temas, tales como, equidad de género y lo sagrado ya algunos/as opinan que esta relación tiene que ver con Dios. Aunque se percibe entre ellos/as una discrepancia en su interpretación o hermenéutica, coinciden en relacionar el tema del amor con la situación social que se vive en el contexto. Aquí presento algunas opiniones:
“… prevalecen los temas de la sexualidad y del erotismo (Pablo R. Andiñach), del amor erótico (Julio Zabatiero), del amor apasionado (Valmor da Silva), de las experiencias y descubrimientos amorosos (Nancy Cardoso Pereira), del amor sexual (Tercio Machado Siqueira). Como ya se indicó, se trata de un consenso inicial, marcado por divergencias hermenéuticas. ¿Cómo conciliar lo erótico con lo sagrado? Para superar el impase, se aborda el tema del amor, vinculándolo a la explotación económica, política, sexual, ética y religiosa. Valmor da Silva pregunta si la iniciativa de la amada, en la mayor parte del libro, no estaría confirmando “la protesta contra el machismo y las prácticas patriarcales de la época”, proclamando así “la independencia de la mujer frente al androcentrismo” Carlos Mesters presenta siete claves para leerse y entender porqué, a pesar de las resistencias, ‘El Cantar…’fue reconocido como inspirado, revelando que “el amor entre el hombre y la mujer, tiene que ver con Dios”. En esta línea, las interpretaciones naturales no denotan carácter sagrado en la sexualidad o en el erotismo, presentes en ‘El Cantar…’. Habitualmente, los defensores de esta lectura diferencian la vivencia religiosa de Israel de las prácticas cultuales de los pueblos circunvecinos. Según Pablo R. Andiñach, ‘El Cantar de los Cantares’ no afirma que el amor o el erotismo sean actos sagrados, divinos, o que tengan una relación especial con Dios. Nancy Cardoso Pereira apunta hacia la satisfacción de las necesidades básicas del cuerpo, para el hecho de que el hombre y la mujer nacieron para el amor, que el placer es una de las formas de acercarse, que tiene Dios, que todo es “purificado por el fuego del amor”. Para Elsa Tamez, la polisemia del texto permite la comprensión del amor humano como amor divino, dado que el texto seduce al lector, provocándole reacciones corporales; a su vez el lector incita al texto para que se le muestre sus connotaciones. Se puede concluir que el tema de ‘El Cantar…’ es la sexualidad, el deseo y el amor apasionado. En esto, dejase, de lado, preconceptos eclesiásticos y discriminaciones que, por siglos, marcaron la historia interpretativa de este libro, para el cual la sexualidad no es vista como una amenaza”.
Como se evidencia en las opiniones, estamos, entonces, frente a dos cuerpos sexuados que permiten que su relación de género trastoque el contexto en que viven. Es claro que los cuerpos hablan en voz alta para denunciar que tienen la capacidad de sentir y expresar su placer sin tapujos y desafiar a otros cuerpos para que se liberen también. Lo que significa que esta alternativa de cambio en las relaciones se levanta frente a la política opresora de los líderes sacerdotales de la época que reprimían el disfrute pleno de la sexualidad. Permitir el disfrute pleno de la sexualidad en tiempos de modernidad significa echar afuera los pre-juicios, las construcciones asignadas y leyes reforzadas por la iglesia y la sociedad que discriminan y hace más ancha la brecha en la relación hombre y mujer.
Es conveniente retomar la expresión de la sexualidad por medio de los sentidos, que en un inicio se hizo mención. Para lo cual es conveniente tomar como referencia algunos textos del Cantar. En el capítulo 5 encontramos como la Sulamita describe a su amado con la mayor libertad:

Mi amado es trigueño claro,
inconfundible entre miles de
hombres.
Su cabeza es oro puro
Su cabello es ondulado
y negro como un cuervo
sus ojos son dos palomas bañadas en leche
posadas junto a un estanque
sus mejillas son amplios jardines
de fragantes flores.
Sus labios son rosas
por las que ruedan gotitas de mirra;
sus manos son abrazaderas de oro
cubiertas de topacios;
su cuerpo es pulido marfil
con incrustaciones de safiros;
…. Su paladar es dulcísimo (5: 10-14, 16)

La descripción de los atributos de la amada están en el capítulo 6 y 7, en esta ocasión se tomará sólo el capitulo 6:

Tu, amor mío,
eres hermosa y encantadora
como las ciudades de Tirsa y Jerusalén;
irresistibles como un ejército en marcha.
¡Deja ya de mirarme,
pues tus ojos me han vencido!
Tus cabellos son como cabritos
Que retozan por los montes de Galaad.
Tus dientes, todos perfectos,
Son cual rebaño de ovejas
Recién salidas del baño
Y listas para la trasquila
Tus mejillas son dos gajos de granada
Escondido tras tu velo. (6: 4-7)

Este preámbulo para llegar al goce mayúsculo del ser sexual se muestra en estos capítulos: (4: 16; 5: 1-6) :

Viento del norte, ¡despierta!
Viento del sur, ¡ven acá!
¡Soplen en mi jardín y esparzan su
Perfume!
Ven, amado mío a tu jardín,
y come de sus frutos exquisitos
ya he entrado en mi jardín,
hermanita, novia mía.
Ya he tomado mi mirra y mis perfumes,
ya he probado la miel de mi panal,
ya he bebido mi vino y mi leche.

La amada hace una descripción muy detallada de los atributos de su amado. Esta descripción se inicia con el color de la piel y termina con las piernas Lo describe de cabeza a pie y el sentido de la vista pareciera trascender a tal punto que hace comparaciones extraordinarias y en algunos momentos se pensaría que estuviera describiendo los materiales utilizados en la construcción del templo del Rey Salomón. Asimismo se observa que el probar su paladar es también causa de placer porque le resulta dulce a lo sumo. Se aprecia en el erotismo es conveniente explorar las diferentes zonas erógenas para lograr el encuentro de iguales entre los cuerpos. Lo que implica que no se restringe sólo a la genitalidad. Aquí no hay un cuerpo que subordina ni otro cuerpo que está subordinado.
Tanto la amada como el amado hacen una descripción comparando la belleza con los recursos de la naturaleza como queriendo trascender sólo lo físico. La posible interpretación sería que el sentido que le dan a la belleza esté basada en una relación equitativa.
El goce supremo que fue antecedido por la fiesta de los sentidos tiene su derrotero en el capítulo 4 y 5 que líneas arriba referimos. Los amantes se ha mirado, gustado, tocado, oído y olido y el momento culminante, el climax se consuma con toda pasión, poniendo de testigos a los vientos y demostrando que no hay nada que esconder, ni de que sentirse culpable sino que los lleva a un mundo donde la mezcla de amor, placer, erotismo son las manifestaciones humanas de tu sexualidad y de tu ser interior que se manifiesta de cara a la vida.



Mag.Irene Ponce Hilario
Mesa Ecuménica de Género Teología y Pastoral

viernes, 28 de agosto de 2009

V conversatorio URI-Lima, Sexualidad y placer. 26 de Agosto del 2009

Lima, 26 de Agosto del 2009. El Círculo URI-Lima realizó su tercer conversatorio sobre el tema "Sexualidad y placer". La reunión contó con la exposición de Anat Kehati (de confesión religiosa judía), David Limo (de confesión anglicana), Irene Ponce (de la institución Proceso KAIROS y de confesión luterana) y Manuel Obeso (Teólogo luterano, egresado de la Universidad Bíblica Latinoamericana). La reunión se desarrollo en el recinto universitario de AETE-UBL recinto Lima, ubicado en Jr. Huaraz 2030 distrito de Pueblo Libre, a la cual asistieron aproximadamente 17 personas en total. La reunión abordó el tema a partir de cuatro preguntas presentadas por el coordinador a cada ponente:
  1. ¿Cómo entiende su institución o confesión de fe el concepto de sexualidad?
  2. ¿Cómo entiende su institución o confesión de fe el concepto de placer?
  3. ¿Cuál es la relación existente, según su institución o confesión de fe, entre la sexualidad y el placer?
  4. ¿Cuáles son los desafíos de su institución o confesión de fe respecto al abordaje del tema de sexualidad y placer?
Los temas fueron abordados desde diferentes perspectivas. La reunión culminó a las 8:15pm (quince minutos después de lo previsto), quedando una serie de inquietudes a debatirse en un siguiente conversatorio